¿Por qué es imprescindible podar tu olivo al final del invierno?

La poda permite que el olivo crezca más y tenga una mejor cosecha

Podar el olivo
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El cultivo del olivo ha estado ligado a la historia agrícola de nuestro país. Pero además, los olivos también están muy presentes en los jardines, e incluso en terrazas como árbol ornamental.

Entre los cuidados que hay que proporcionar a este árbol tan presente en el paisaje mediterráneo, hay uno que destaca si queremos potenciar el crecimiento y garantizar una abundante cosecha: la poda. 

Con esta tarea, la savia se repartirá mejor entre las ramas sanas del árbol, por lo que además de dar más frutos, el olivo también estará más protegido frente a posibles enfermedades.

Los tipos de poda del olivo

Podemos distinguir varios tipos de poda del olivo. La primera, es la poda de formación. Y tiene el objetivo de estructurar la forma de árbol para ayudarle a tener un tronco sólido y unas ramas fuertes que soporten las próximas cosechas.

Esta poda es fundamental, ya que va a determinar la forma del árbol de cara al futuro. Hay que realizarla al final del invierno, y debe realizarse durante los primeros 15-20 años de vida del olivo. Como regla general, se busca dejar en el olivo adulto entre tres y cuatro brazos, aunque en sus primeros años debemos dejar cinco o seis brazos. Y los que crezcan más fuertes, serán los brazos principales del olivo.

Cuando los olivos son pequeños hay que dejar que el árbol tenga frondosidad para que ayuden a crecer al tronco principal. Es en esta etapa cuando se ayuda a levantar el olivo, cortando las ramas más bajas.

Podar el olivo

La poda de mantenimiento se realiza de forma anual para mantener la estructura del olivo conseguida durante la poda de formación. En esta poda se eliminan las ramas muertas o enfermas, y aquellas que quedan en el interior del árbol. Así se favorece que la luz y el aire entre en el interior del olivo. Como regla general se realiza a finales del invierno, entre finales del mes de febrero y durante el mes de marzo.

El tercer tipo de poda es la de producción, la que permite optimizar la cosecha y mejorar su calidad. Con esta poda se eliminan una parte de los nuevos brotes, para potenciar las ramas principales y que estas reciban más savia y más luz. Este tipo de poda se ejecuta normalmente al final del invierno. En todo caso, hay que hacerla antes de que aparezcan las flores.

Fotografías | Michał Kostrzyński en Unsplash, Nazar Hrabovyi en Unsplash

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