Los geranios son los reyes de balcones, terrazas, patios y alféizares en nuestro país gracias a su vistosidad y a su resistencia a la falta de agua y a los rayos del sol. Además, son fáciles de cuidar, debiendo estar atentos sobre todo al peligro que supone la mariposa de los geranios.
Al margen del riego o de las plagas, hay otro aspecto que también debemos tener en cuenta a la hora de cuidar los geranios: la poda. Una tarea que si la hacemos bien, nos ayudará a que el geranio crezca con más fuerza y nos ofrezca una floración espectacular.
Cómo podar los geranios
Gracias a la poda, la planta podrá concentrar sus nutrientes en las ramas sanas y en la propia floración, además de darle al geranio la forma que tu desees. Para empezar, hay que saber que la poda debe realizarse en otoño, una vez que ha pasado la floración.
Además, siempre que veas hojas que están amarillas o marrones, que están enfermas o que se están secando, puedes eliminarlas cortando con unas tijeras desinfectadas.
Respecto a la poda de otoño, deberás cortar las ramas débiles y delgadas, dejando solo entre tres y cinco ramas robustas de la base de la planta. De esas ramas crecerán nuevas ramas que permitirán nacer las flores.
Una vez que has podado el geranio, tan solo deberás humedecer el sustrato, y dejar la maceta a pleno sol. También puedes añadirle un fertilizante líquido para potenciar la floración.
Fotografía | RedTigerK en Unsplash, Mak en Unsplash
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