Agroturismo Maddiola, en San Sebastián-Donostia

Agroturismo Maddiola, en San Sebastián-Donostia
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Estas vacaciones las hemos pasado en Donosti, y como todos los veranos desde hace unos años, hemos vuelto a alojarnos en Maddiola, un agroturismo ubicado en el monte Igeldo, en un caserío de nueva construcción en el que cada detalle está pensado y bien pensado.

La casa se alza sobre el mar cantábrico, y lo primero que llama la atención al verla es la serenidad que desprende, sensación cuyo mérito comparten a partes iguales la equilibrada arquitectura del edificio y el cuidado jardín que la circunda y da la bienvenida.

En el jardín vemos cómo la madera toma un gran protagonismo, ya sea en las vallas que lo delimitan, como en algunos troncos que se han aprovechado como decoración, uno de ellos colocado en horizontal y el otro plantado en vertical, situados a ambos lados del camino de entrada. De madera son también los macetones que albergan plantas de llamativas flores rojas delimitando el sendero que lleva hasta la puerta.

Fachada

La casa responde a la estética de un caserío vasco con toques de modernidad, como los ventanales triangulares que dan luz a la sala de estar, que también sirve de comedor por las mañanas. Una puerta de madera da paso a la planta baja, en la que un recibidor distribuye el paso entre la cocina en la que se prepara el desayuno, la sala de estar, y las habitaciones. Este espacio suele resultar un acogedor punto de charla con los dueños del hotel, y está decorado con elementos que crean un ambiente mágico, teléfonos antiguos, marionetas, lámparas de luz tenue...

Recibidor

Superado el recibidor, entramos en la sala, un espacio amplio y con mucha luz, en el que dos sofás forman la zona de estar, orientados hacia la chimenea de piedra con embocadura de madera. Las paredes se tiñen de un acogedor color amarillo, pintadas con una técnica que se repite en las habitaciones y que les da una textura natural.

Sala de estar

Tras la zona de descanso hay varias mesas redondas en las que desayunar, escribir, o hacer tertulia. Unas sillas de fibra natural con respaldos altos dan buen asiento y marcan el carácter de esta sala. A un lado se encuentra el acceso a la galería, desde la cual se domina el mar cantábrico. Junto al ventanal se alinean tres mesas pequeñas o veladores, acompañadas de una formidable pared de piedra. Un arco de ladrillo da acceso al pasillo en el que se distribuyen las habitaciones, cada una con el nombre de una localidad costera.

Galería

Los dormitorios son sencillos y agradables, decorados con muebles de madera oscura y con escasa decoración en las paredes, que por si solas son protagonistas. La cama está vestida con una colcha de algodón, un tejido presente también en el cabecero, dos planchas de espuma enfundadas y suspendidas de una barra, una solución que funciona a la hora de descansar sobre la cama, ver la televisión o leer.

La iluminación de la habitación es otro complemento más que resalta su carácter acogedor. Son varios los puntos de luz que se pueden combinar para pasar de una iluminación tenue a una completa.

Dormitorio
Baño

Los baños son ante todo prácticos, cada uno decorado en un color diferente y en un mismo estilo. Separados de la habitación por una puerta corredera de estilo rústico, cuentan con lo estrictamente necesario, cabina de ducha, un lavabo con una encimera semicircular en este caso en tonos verdes, coordinada con las paredes de azulejos.

Terraza

Nuestro dormitorio daba al mar, disfrutando este ala de la casa de tres terrazas contiguas separadas por grandes piezas de madera que proporcionan intimidad. En la parte trasera de la casa discurren otros tantos jardines privados con salida propia, desde los cuales se pueden ver los numerosos animales que pastan a sus anchas en el prado.

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