Historia de una escalera... en Navidad

Historia de una escalera... en Navidad
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En Navidad, quien más quien menos decora su casa con los típicos iconos; un árbol, un belén, espumillón, piñas nevadas, un Papá Noel escalador... Con mejor o peor gusto todos contribuimos a que se note en el ambiente que estamos a finales de diciembre y que, aunque reneguemos de ella, la Navidad nos envuelve.

De entre todos estos adornos, la corona de Navidad es uno de los que se ha ido implantando en los últimos años, y creo que dice mucho de la casa en la que se encuentra, pues de alguna manera es como una tarjeta de presentación. Subir por una escalera de vecinos es un viaje interesante en el que podemos observar el empeño que cada uno ha puesto en dar la bienvenida a la Navidad y a los invitados que esta genera. Y no solo coronas, en las puertas de nuestros vecinos podemos ver los adornos más variados.

Este es el recorrido por una escalera de vecinos cualquiera en la que los cotilleos del resto del año se tornan en buenos deseos, y las intrigas que azuzan las reuniones de comunidad se dejan atrás para intercambiarse parabienes y turrones. Que llegue pronto enero, por Dios.

Puertas de Navidad

En el primer piso vive Benito, viudo desde hace cinco años y ya entrado en los setenta. Tras quedarse solo tuvo que tomar las riendas de su vida, y despues de un tiempo de no dar pie con bola se ha convertido en un hombre muy apañado, no hay felpudo más limpio en toda la comunidad. Sus nietos son su luz y para ellos ha decorado la casa estas Navidades. De su puerta cuelga un ramillete de hojas y flores blancas, rematado con una bola plateada, como le gustaba a María, que por algo su recuerdo está en cada esquina de su casa y de su vida. Ultimamente sus ojos brillan de otra manera...

Un piso más arriba vive Lucía, una encantadora mujer, independiente y recién jubilada después de años de trabajar en un ministerio. Soltera y sin hijos, en Navidades suele viajar a destinos lejanos y más cálidos, pero nunca deja de engalanar su casa, siempre abierta y con un café caliente para todo aquel que llame a su puerta. Todos los años estas ramas de abeto vestidas con un gran lazo rojo y unas brillantes bellotas nos anuncian que la Navidad está al caer. Este año no ha contratado ningún viaje, al parecer Benito tiene mucho que ver con esto.

Puertas de Navidad

En el tercer piso todo son ruidos y trajines, cuando no se oye correr el agua de la bañera se escuchan carreras en el pasillo, risas infantiles y un constante murmullo de prole. Los Gálvez son familia numerosa desde el nacimiento de Martín, que tiene ya dos años y arrastra una tira de espumillón por toda la casa. Este año han puesto de todo, no falta ni un reno ni un gran árbol con sus luces. Papá ha pedido unos días de vacaciones y ha aprovechado para hacer los adornos del árbol con la ayuda de los mayores. En su puerta luce una bota de tela con un bonachón Papá Noel; todos esperan que se llene de regalos y que los Reyes no pasen de largo.

Cristina y Raúl viven en el cuarto desde hace muy pocos meses. Se casaron hace muy poco tiempo y esta es su primera Navidad juntos. Sin tiempo para nada, por los pelos han montado un pequeño abeto en el salón, y han colocado en la puerta una pequeña corona con ramas de abeto, piñas naturales, bolas y ramas doradas. Que no se diga que no tienen ilusión, esperan pasar muchas pascuas juntos.

Puertas de Navidad

El vecino del quinto es todo un enigma. Hace un año los vecinos fueron testigos de una aparatosa mudanza en la que vieron descargar un piano que nunca han oído sonar, una armadura castellana y un máquina de coser. Nadie le ha visto nunca, pero cuando anochece tras su ventana, tamizada por las cortinas, se adivina una silueta ocupada en distintos quehaceres. El vecindario está que arde, los comentarios se desatan y para más intriga, hace una semana en su puerta apareció una corona de paja sujeta con una cinta roja, simple, sin artificio, pero llena de espíritu navideño.

El ático siempre es una fiesta. Lo comparten cuatro estudiantes y estos últimos días ha sido un no parar; antes de volver a sus lugares de origen por Nochebuena, han celebrado la Navidad por adelantado y con ganas. Con mínimo presupuesto, han montado un original árbol en la pared y tras pasar por un todo a un euro, han colgado un dorado mensaje de felicitación.

Y en tu escalera ¿que se cuece esta Navidad?

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