Cinco grandes éxitos decorativos que cayeron en el olvido

Cinco grandes éxitos decorativos que cayeron en el olvido
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Las modas es lo que tienen, que pasan pronto dejando tras de sí exquisitos (o a veces no tanto) cadáveres en su efímero camino. Las tendencias decorativas no iban a ser menos, y no nos faltan ejemplos de muebles y objetos que alcanzaron un furor inusitado en algunas épocas para luego caer en el olvido. Vamos a ver unos cuantos de esos juguetes rotos decorativos.

La barra de bar

Vivió una época de esplendor allá por los años 80. Todo hogar que se preciara de ser moderno y pudiente (ambas cosas a la vez), tenía que contar con una angosta barra de bar adosada al seguramente también angosto salón. Solían ser piezas pequeñas, de poco más de un metro de ancho y dotadas de una excitante curvatura que convertía cualquier triste esquina en el whisky bar más camp de la barriada.

Gustaban de acompañarse de taburetes a juego, en número nunca inferior a dos, más que nada por socializar, y en su interior dormían botellas de ginebra, copas y cocteleras que solían acumular polvo con alegría; porque desengañémonos, las barras de bar domésticas de la época no servían sino para dar un aspecto moderno y molón a los hogares más jóvenes, esos nidos de recién casados que se servían copas el uno al otro en una interminable fiesta nupcial.

La cómoda en escalera

De cercano recuerdo, tuvo su punto álgido a principios de los años 90 y aún podemos verlas en algunas tiendas, siempre con el cartel de “restos de serie” pegado en uno de sus cajones. Su peculiaridad consistía en disponer de cajones o estantes dispuestos en forma de escalera. Estos eran siempre demasiado pequeños para guardar cosas grandes, convirtiéndose en los bargueños de finales del siglo XX.

La ambición de todo el que los compraba era poder utilizarlos para subir al altillo de una manera elegante, sin tener que recurrir a la escalera metálica que todos guardamos tras una puerta. Pero está científicamente comprobado que no ha habido nadie que haya podido ascender dignamente por uno de estos muebles.

El reloj de cuco

Reloj de cuco

A eso de los años 70 no había casa de abuela que se preciara que no tuviera un reloj de cuco en el salón. Era una buena manera de marcar el tiempo entreteniendo a los golfillos de los nietos, los cuales permanecían quietos y con la boca abierta debajo el mágico artilugio. Total, para ver como un pájaro de mentira salía por la puerta y decía cu-cú, activando si acaso una alegre musiquita tras su marcha.

Todavía quedan pisos de alquiler de los que ha sido imposible despegar estos ejemplares de la pared. A veces los pájaros salen de su cubículo con las alas en jarras como diciendo: qué, todos enchufados a Internet y a mí que me zurzan, eh?

La mesa de trillo

Mesa de trillo

Contemporánea de la cómoda de escalera, los años 90 vivieron una auténtica plaga de mesas hechas con viejos trillos. Para ello era imprescindible acoplarles un cristal que dejara a la vista sus afiladas puntas a la vez que servía de superficie de trabajo. Se han visto como mostradores en casas rurales, mesas de despacho de profesionales modernos (de entonces) y en su faceta más conocida: como mesa baja de centro.

Los desvanes de las casas de pueblo sufrieron una rapiña tan extrema que en la actualidad los trillos están desaparecidos de la faz de la tierra, siendo sustituidos por nuestros queridos palés.

La mesita del teléfono

Impresdindible en todo hogar de bien, la mesita de teléfono contaba con unas características que le daban personalidad propia. El requisito principal era que fuera de madera torneada, o de mármol y metal en su defecto. Estrecha como ella sola, a duras penas se podía consultar el listín telefónico que guardaba en la rejilla inferior.

Dictatorial y antipática, obligaba al interlocutor a desplazarse hacia el recibidor, donde solía estar ubicada, sin moverse de su lado durante toda la conferencia. Comenzó a ser desplazada gracias al teléfono inalámbrico, esa criatura libertina y culo de mal asiento que siempre termina debajo de un cojín. ¡Qué tiempos aquellos, cuando encontrábamos el teléfono a la primera!

Imágenes vía | Flexarorion en Flickr, Brunifia en Flickr, Silviapef en Flickr
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