Espacios para trabajar: los servidores de WikiLeaks

Espacios para trabajar: los servidores de WikiLeaks
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Si hay una palabra que suena en todas las tertulias, radios, televisiones, y conversaciones privadas, esa es WikiLeaks, la organización creada por Julian Assange. Sobra relatar todas las vicisitudes de estos días sobre la repercusión de las últimas filtraciones, la detención de Assange y la crisis de los servidores, para eso nos remitimos a la prensa. Hoy vamos a dar un paseo por el lugar que alberga algunos de sus servidores, Pionen.

La empresa está ubicada en un antiguo bunker antinuclear excavado bajo el parque Vita Bergen en Estocolmo, donde la piedra es la protagonista y marco del espacio, aportando un aspecto misterioso y espectacular. El proyecto es obra de Albert France-Lanord Architect, quienes han considerado la roca como un organismo vivo a la hora de desarrolar su trabajo.

La entrada desde la calle se realiza por una anodina puerta incrustada en la piedra, tras la que se descubre un pasillo que nos adentra en un mundo secreto. En este se deja ver una compleja maquinaria que suponemos se encarga de la necesaria refrigeración de los sistemas.

La zona de reunión es, si cabe, la estancia más espectacular de la sede de Pionen: una estructura de cristal suspendida del techo a la que se accede por una pasarela transparente. Una mesa cristalina se erige en el centro sobre un agujero que nace del suelo, dejando ver desde abajo lo que discurre sobre el tapete. Pegadas a las paredes se alinean las sillas, con una estructura geométrica, en espera de ser utilizadas.

Pionen

Bajo ella se encuentran algunos de los servidores, blancos en su mayoría, dos de ellos negros (hay quién dice que esos pertenecen a WikiLeaks) y un amplio espacio vacío al que se accede por fantasmagóricos pasajes de piedra. Varios soportes con monitores y teclados se agrupan alrededor de los valiosos contenedores.

La zona de trabajo intenta llevar algo de naturaleza al interior de este bunker, decorando con profusión de plantas naturales que nacen del suelo junto a las paredes de piedra, pintadas de blanco en la zona superior de la cúpula para reflejar la luz y desahogar el ambiente. En ese esfuerzo por equilibrar la sensación de encierro, fuentes y peceras aportan frescura y vida.

Un buen trabajo que ha dado como resultado la adaptación de un espacio difícil y poco amigable, convirtiendo una cueva en un lugar con algo de vida, en el que se ha intentado aprovechar la luz, ya sea blanca o teñida de colores, para detener la sensación de encierro.

Vía | Monkeizen Imágenes vía | AF-L En Decoesfera | Espacios para trabajar: las oficinas de Etsy

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