Una habitación para pasárselo pirata

Una habitación para pasárselo pirata
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Hace unos años, mientras iba en metro, a mi lado había un grupo de adolescentes tardíos que volvían de algún tipo de evento lúdico festivo. Se notaba que se habían divertido y compartían sus impresiones alegremente, con un deje que aquí calificamos de "pijo de la Gran Vía" y que escenifica muy bien la conocida Carmen Lomana.

Todo esto no viene mucho al cuento si no fuera porque a uno de ellos, en un momento dado, le dio por exclamar: "¡Nos lo hemos pasado pirata!". Claro, a mi me dio la risa tonta y tuve que disimular, pero cuando el otro día vi esta habitación decorada hasta el extremo con una temática pirata, no he pude evitar acordarme de la anécdota y pensar que esta sería una habitación ideal para pasárselo pirata.

Así que cojamos nuestra cara de malo, con parche en el ojo y pata de palo y vayamos a convertirnos en el viejo truhán capitán de un barco que tenga por bandera, un par de tibias y una calavera.

Habitación pirata - 2

Como se puede ver, a la habitación, diseñada por Steve Kuhl para un niño de seis años, no le falta detalle. Nada más entrar nos encontramos con una escalera de mano que asciende por una pared de granito hasta el inicio de una pasarela que nos llevará hasta las entrañas del barco.

Antes de cruzar, reparemos un momento en la magnífica mazmorra que se oculta bajo la pasarela, con su reja y todo; ideal para encerrar hermanitos pesados.

La pasarela es una perfecta réplica de lo que todos esperamos de una pasarela pirata, con sus tablones de madera en el suelo y la barandilla de cáñamo. Puede que sea demasiado perfecta, y le falte algún travesaño roto o alguna cuerda floja, pero tampoco es cuestión de que el crío se nos despeñe a las primeras de cambio.

Habitación pirata - 3

Pero lo verdaderamente interesante empieza cuando llegamos al otro extremo de la pasarela y entramos al barco. En su interior nos aguardan un montón de sorpresas.

El barco contiene muchos de los elementos característicos de los barcos pirata, desde el timón hasta el puesto de vigía, pero hecho de menos una bandera con la calavera y, ya puestos, una trampolín desde el que lanzar a los traidores por la borda para que sean pasto de los tiburones.

A cambio, hay un agujero en la cubierta que comunica con el armario, al que se puede acceder a través de una soga con nudos. Supongo que la idea es que por ahí solo se pueda bajar, porque subir esa cuerda debe de ser todo un reto para un niño de seis años. En cualquier caso, no se puede negar que es una habitación para pasárselo pirata, y que debe de ser la envidia de todos sus compañeros de clase.

Vía | Toxel Más información | Steve Kuhl En Decoesfera | Puertas abiertas: la feria en el cuarto de los niños

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