La nueva casa de Zapatero

La nueva casa de Zapatero
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Dicen que quien tuvo retuvo, y es el caso de Jose Luis Rodriguez Zapatero, habitante del Palacio de la Moncloa durante dos legislaturas, que a su inminente salida del gobierno, ante la cuestión de encontrar casa se ha decidido por un pabellón al que podríamos llamar Little Moncloa, por el porte palaciego del mismo.

Comentan que la familia se está haciendo un chalet en su tierra natal, y que la señora se muere por poner pies en polvorosa de la capital y adoptar el lifestyle leonés, pero que las niñas, que ya se han aprendido el plano del metro, han puesto el grito en el cielo y se han plantado en el comedor monclovita a la voz de no nos moverán; así que Jose Luis, que es comprensivo y buen padre, ha buscado una chocita madrileña donde descansar su espontánea canicie.

Y al final, austero como él solo, se ha agenciado una casita de invitados pegada a la gran mansión de una familia bilbaína de rancio abolengo, por la que se estima que podría pagar la tontería de 2500 euros mensuales. Lo que viene a ser la casa de Barbie a la española. El edificio, coqueto y palaciego, tiene 250 metros cuadrados, una pequeña piscina y un jardín independiente. El interior se estructura en cuatro dormitorios, tres baños, un salón de 40 metros cuadrados, y otro tanto de comedor donde dejar caer las migas.

Fachada principal

La fachada tiene un aire de pabellón al estilo francés, con la entrada bajo un porche con columnas, que forma una terraza cerrada con una balaustrada de piedra. Vemos como la puerta de acceso es escoltada por dos grandes ventanales que procuran luz a este espacio.

La piscina no deja de ser un charquito donde ponerse a remojo; que se olviden los Zapatero de hacer largos, pues corren el riesgo de dejarse llevar y acabar con la testa pastando hormigón. El salón se adivina muy suntuoso, con molduras en los techos, suelos de mármol de dos colores formando cuadrantes, y una chimenea clásica en el centro de la pared principal. Bueno, y un radiador cabroncete que está pidiendo a gritos que alguien lo esconda, por el bien del buen gusto y el equilibrio. Poco podemos decir de la escultura clásica que alguien ha dejado olvidada, un busto de esos que nunca agradeces lo suficiente que te lo hayan dejado en herencia.

Piscina

Las habitaciones son de lo más primorosas (no sabemos qué opinarán las niñas), más cálidas, con tarima de madera y un friso de papel pintado de rayas coordinadas en tonos pastel. La cocina no es para tirar cohetes, una encimera en L con muebles más bien anodinos en madera clara y metal, en la que destaca un pequeño estante sobre la zona de trabajo, donde Zapatero podrá poner cosas como el orégano, la sal, o el borrador del Plan E, para tenerlos más a mano.

Salón

Qué más podemos decir, que falta darle un toque sueco a todo esto, o tirar para la carretera de Toledo, tomar al asalto un almacén de muebles, y llenarlo todo de tresillos, un dos por tres y una mesa de comedor molona y extensible.

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