La Lobera, un refugio perfecto en Las Merindades

La Lobera, un refugio perfecto en Las Merindades
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Lo bueno de perderse entre la niebla de Las Merindades, es llegar accidentalmente a La Lobera. Las Merindades están situadas en la parte norte de Burgos, en su frontera con Cantabria. La niebla densa que se forma en esta época del año en las proximidades del Embalse del Ebro hace imposible la visibilidad cuando circulas por los pueblos que rodean la playa más popular de Burgos.

Y si te pilla la noche, lo mejor es parar el coche y preguntar a la primera persona que veas. Nosotros tuvimos la suerte de no encontrar a nadie y tirar de teléfono para que nos buscaran alojamiento por internet. Y allí estaba La Lobera. Una magnífica casona cántabra cuidadosamente rehabilitada.

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Refugio perfecto para los grupos de esquiadores que suben al Alto Campoo o de los amantes de la multitud de deportes naúticos que se realizan en la parte más espectacular de uno de nuestros ríos más caudalosos, el Ebro, La Lobera está perfectamente situado para cubrir ambas demandas. También para los que buscan la tranquilidad de la zona o para los viajeros perdidos.

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Pili y Ruben, los propietarios, comenzaron con esta aventura hace doce años. Todo el proyecto de restauración fue dirigido por ellos y la decoración se hecho con el tiempo y el buen gusto de Pili. El encanto de las casas de pueblo antiguas entre sillones mullidos alrededor de una chimenea, muebles con solera, que casi son de museo, lavabos, cómodas y relojes conviven con excelentes reproducciones de muebles, que a veces te hacen dudar de si serán modernas o auténticas.

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Un hotel pequeño pero lleno de rincones y de mil detalles, como los ramilletes de flores secas en cualquier lugar, el bonito papel pintado de las habitaciones o las maravillosas camas de forja. Las numerosas alfombras étnicas, que no sólo adornan sino que velan por el silencio imprescindible de la casa, alegran y dan el punto artesanal.

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Las vigas de madera oscura de techos y pilares, sorprenden por el grosor. Atención los altos, que los cuartos de baño del ático tienen su peligro y un golpe contra semejantes vigas nos puede dar un disgusto. Así que si sois muy altos, pedid habitación en el primer piso.

Os encantará la ducha de pequeñas teselas que rememoran los baños romanos, tradicionales, ya que a escasos 15 km se encuentran las ruinas del asentamiento romano más importante de la zona, Julióbriga, de obligada visita si pasáis por aquí. Impresionante la iglesia románica construida sobre el foro.

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Cuando se hace de día y vemos las vistas, nos parece increíble un paisaje como este. La niebla todavía persiste pero nos permite admirar el pueblo, Las Rozas de Valdearroyo, formado por casas solariegas de piedra, casi todas con su blasón en la fachada y los montes verdes, todavía nevados, dan todo el protagonismo al río por excelencia de la zona y (junto con el Tajo y el Duero) de toda la Península, el Ebro. Da mucha pena marcharse sin explorar pero ya tenemos un sitio más en nuestra agenda para perdernos en cuanto podamos disfrutar de unos días de descanso.

La verdad es que es un placer perderse en la niebla si el lugar al que llegas es como La Lobera.

Más información | La Lobera En Decoesfera| Domaine Saint Luc, algo mas que un bed&breakfast

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