El color, ese recurso que convierte lo oscuro en claro, lo triste en alegro y lo vulgar en elegante. Es capaz de convertir una cueva oscura en un agradable y cálido ambiente y el lugar más desangelado en un hogar divertido. Rojo, amarillo, verde, coral, azul... usamos los colores para definir y personalizar nuestras estancias, nuestros muebles y objetos. Nuestra vida tiene color.
He buscado siete espacios públicos y particulares, con el color como protagonista. Siete lugares cuyos efectos decorativos se consiguen sólo utilizando el color. El primero lo habréis visto ya mil veces, se trata del restaurante vegano Rayén del barrio de Las Letras que nos enamoró a todos en DecorAcción 2013, obra de Eleni Karpatsi, Susana Piquer y Julio Calvo (Fos), simple y magnífico, mucha creatividad y un bote de pintura amarilla. Fantástico.
El segundo es un vestíbulo donde el Pop Art es inspirador. Papel pintado en la habitación del fondo, y azul pavo real en la escalera. Me encantan los globos de cristal de colores que cuelgan del techo y que la madera del suelo haya sido respetada. Una apuesta arriesgada y que exige mucha luz, si no podría ser un poco claustrofóbico.
Los niños que corretean por estos pasillos de la guardería de los Jardines de Málaga, obra de Battle y Roig , están a buen seguro con un subidón de adrenalina con tanto color y serán grandes artistas rodeados de tanta alegría.
Una gran idea fue pintar el marco y la ventana de esta casa de amarillo y rodearla de objetos del mismo color. Un color fetiche para un buen número de decoradores y tabú para otros muchos. ¿No os encanta el amarillo?
La cocina donde se ubica esta alacena haría las delicias de los amantes de la loza y la porcelana. Muros blancos, madera y loza verde para esta cocina donde la nota de color la pone el menaje. Precioso efecto sobre una pila antigua con sus grifos originales que consiguen un marcado efecto rústico y vintage.
Pero para efectos impresionantes, este suelo pintado que nos hace pensar en una interpretación de las alfombras orientales con colores fluor, dándole todo el protagonismo al suelo de madera, convirtiéndolo en un elemento especial hacia donde se os van sin querer los ojos.
Y por último el contraste que da la ausencia de color. Elegancia y sobriedad con ese puntito neoyorquino que tanto nos gusta, un poco masculino pero innegablemente atrayente. La diferencia de la vida en blanco y negro. Un efecto magnífico para observadores. El níveo sofá, un chester precioso, un mesa de cristal o metacrilato que apenas tiene protagonismo, que se lo lleva la puerta negra y el cuadro que preside el salón.
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Imágenes | Dying of cute, Archdaily, The design nerd
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